Cuando alguno de nuestros pacientes nos insta a decantarnos por algún tipo de dieta, solemos responder que cada caso es diferente. Sin embargo, es cierto que la Dieta de la Zona se encuentra entre las que preferimos. ¿El motivo?
Estamos convencidos de los beneficios de los planes de alimentación con efectos antiinflamatorios y el formulado por el doctor Barry Sears lo es.
Esta dieta persigue “estar en la zona”, un estado óptimo para nuestro organismo, y eso supone:
Situarnos en esa zona ideal requiere ingerir en cada comida, cinco veces al día, proteínas bajas en grasa, hidratos de carbono procedentes de frutas y verduras y muy poca grasa, en una proporción de 40-30-30.
El pan blanco, la pasta, el arroz y las patatas no están prohibidos, pero se recomienda consumirlos con moderación y de forma esporádica. Al igual que el alcohol.
Sears, miembro del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Facultad de Medicina de Boston, formuló este plan en 1997, tras una investigación sobre la alimentación en personas diabéticas.
Según explicaba en su libro “La revolucionaria dieta de la zona”, el estado fisiológico que consigue el organismo hace que sea capaz de controlar la inflamación, el motivo principal por el que se engorda y se envejece.
La principal causa del deterioro de la piel es la inflamación, una reacción que se produce por tres razones: la carga genética, la radiación UV y una forma de alimentarse “pro-inflamatoria”, con abundantes ácidos grasos Omega 6 -presentes en aceites de soja, maíz o girasol- y alto contenido glucémico -como el que tienen el pan, la pasta, el arroz o las patatas-.
Estos alimentos aumentan la secreción de insulina, lo que provoca la temida inflamación del sistema inmunológico, que degrada el colágeno y la elastina, y favorece la aparición de arrugas.
Según Sears, eliminar los signos de la edad en la piel es posible combinando una dieta anti-inflamatoria (alimentos con niveles limitados de ácidos grasos omega 6 y poca carga glucémica) y la ingesta de suplementos con altas dosis de ácidos grasos omega-3 y polifenoles purificados.
Por si sus beneficios no fueran suficientes, también defiende que, al alcanzarse un equilibrio hormonal, se elimina el daño que ya existe.
Sus efectos se aprecian rápidamente: la sensación de hambre disminuye en los dos primeros días y, desde ese momento, se incrementa el rendimiento físico. En una semana, la ropa se nota más holgada aunque el peso sea el mismo: se está eliminando la grasa abdominal y el volumen. La piel tiene un aspecto más lozano, porque aumenta el flujo sanguíneo y se reduce la inflamación.
Famosos como Cindy Crawford, Jennifer Aniston o Sandra Bullock han manifestado en más de una ocasión ser seguidoras de esta dieta, basada en la dieta mediterránea, y en la sabiduría popular: hay que comer de todo.
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